Dios nos ha concedido la gracia de ejercer nuestro ministerio en esta Conunidad parroquial. Estos días de Semana Santa nos han dado ocasión de experimentar que la mano funciona en el ejercicio sencillo de cada dedo. Somos distintos, diferentes, pero, como las cuerdas de una guitarra, si Cristo nos afina, es posible la armonía y la belleza.
Feliz Pascua
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