CARTA ABIERTA Y AGRADECIDA A LA COMUNIDAD PARROQUIAL DE SANTO DOMINGO DE GUZMÁN, EN LA LAGUNA


Queridos feligreses de Santo Domingo de Guzmán, en San Cristóbal de La Laguna (Tenerife):

Me es muy grato comunicarme con todos ustedes en este tiempo en el que iniciamos el curso pastoral 2023/24 para darles las gracias por su inestimable colaboración. Lo hago en nombre del Consejo de Economía de nuestra comunidad parroquial. Como hemos visto, este verano hemos acometido algunas obras de mejora de nuestro templo parroquial que, inevitablemente han supuesto alguna incomodidad, pero que vienen a mantener, cuidar y mejorar nuestro templo:

Hemos:

· Revisado la techumbre externa y retejado de manera que las tejas mantengan su colocación y presten adecuadamente su función ante la lluvia, tan común en nuestros inviernos laguneros.

· Hemos pintado el exterior del templo y de la Casa parroquial enfoscando las partes deterioradas y rehaciendo lo necesario, en orden a evitar que la humedad no se introduzca en la iglesia.

· Hemos concluido el arreglo de las ventanas del despacho de Cáritas y del despacho parroquial adecuando las mismas al esquema global de la construcción, eliminando las maderas afectadas por los xilófagos.

· Hemos acondicionado el coro alto de la iglesia en un proceso de limpieza e implementación de producto anti-carcoma, así como el lijado y barnizado del mismo en su parte visible en la entrada del templo.

· Hemos limpiado, lijado, sustituido tea que faltaba, dado producto anti-carcoma, hidratado con aceite teca y barnizado (dos manos) a las tres capillas laterales del templo (Santo Domingo, San José y La Concepción).

· Hemos lijado y barnizado zonas de la antesacristía y sacristía que necesitaban esta acción.

Seguiremos, poco a poco, manteniendo digno el lugar de culto que hemos recibido de generaciones de fieles cristianos que, antes de nosotros, celebraron el culto espiritual a Dios, por medio de Cristo, entre estas paredes. Y todo esto es obra de todos. Porque ha sido con la colaboración económica y espiritual de cada uno de ustedes. Hemos llegado hasta donde la economía nos ha permitido.

Esto se añade a la restauración de los cuadros marianos que han sido restaurados, puntito a puntito, y entre todos, en este pasado año. Ya están restaurados los cuadros de los Desposorios de la Virgen y el cuadro eucarístico de la Piedad. Resta que la restauradora nos entregue el cuadro de Santa Ana amamantando a la Virgen Niña. Todos están ya cubiertos económicamente con su colaboración inestimable.

Por otro lado, de las catorce estaciones del Via Crucis que está realizando el Pintor Hugo Piti para nuestro templo, ya están realizadas y en el taller del autor las once primeras. Ya queda poco. Tenemos cubiertas seis estaciones, económicamente hablando. Poco a poco se irán terminando. No es buena la prisa, pues deseamos que queden bien y enriquezcan el ya hermoso templo de Santo Domingo de Guzmán.

Quisiera, además, agradecer el esfuerzo de la Cofradía de Penitentes de la Misericordia que, con tanto esfuerzo y desde hace tantos años, por diferentes juntas directivas, han ido trabajando para la restauración de la Peana de Plata del Señor de la Humildad y Paciencia y que, gracias a la colaboración de la Delegación de Patrimonio de nuestra Diócesis, ha concluido exitosamente y se suma a la dignificación de nuestro templo del titular de la Cofradía. Cada uno ha hecho lo que podía, lo que debía, y ha resultado un esfuerzo cargado de satisfacción.

También, y no menos importante, hemos acometido la restauración del rostro de nuestra querida imagen de Ntra. Sra. del Rosario que, como todos saben, en la década de los años noventa sufrió un incendio y se adecentó como se pudo entonces. Con la colaboración de todos y, especialmente de la Hermandad del Rosario, puntito a puntito, hemos logrado este objetivo. Junto a ello, hemos restaurado un traje de la imagen de Santo Domingo del siglo XVIII en uno de los talleres de restauración textil mejores de España que este año usaremos en las Fiestas del Rosario. Ambos elementos han sido cubiertos con el esfuerzo de todos los fieles de la Parroquia.

Todo esto que les indico en esta comunicación debe ser visto con perspectiva de presente. No se trata solo de cuidar lo que hemos recibido del pasado. Se trata de ponernos en pie en el presente. Tenemos por delante un extraordinario Plan Diocesano de Pastoral 2023-2026 al que debemos sumarnos para seguir anunciando a Cristo en este momento de la historia y entre las personas que conviven con nosotros. La Iglesia siempre está restaurándose. De manera material y de manera espiritual. 

Nada de lo que hemos hecho tendrá sentido si no somos, en el presente, mejores cristianos y si no cumplimos de la mejor manera que podamos, la misión que Cristo nos ha dado: “Id por todo el mundo y hacer discípulas de todos los pueblos”.

Cuando se arregla un mantel o se ponen unas plantas o unas flores delante del Sagrario o de cualquier altar retablo, se hace una proclamación pública de fe: “Creo que estás aquí, Jesús; creo que entregaste la vida por nosotros; creo que antecedes; creo en Ti, Jesús”.

Si todo esto no estuviera unido al esfuerzo pastoral de los catequistas, de los monitores de los prematrimoniales y de la Ruta Romántica, a los voluntarios de Cáritas Parroquial y del Proyecto El Surco, a los esfuerzos de crecimiento espiritual y formación de la Legión de María, de Vida Ascendente, del Grupo de Oración por los Moribundos y Almas del Purgatorio, o de los movimientos de la Renovación Carismática y del camino Neocatecumenal, si no sumara al esfuerzo cotidiano de las Cofradías y de la Hermandad, y de la Orden del santo Sepulcro, nada tendría sentido. 

San Francisco de Asís recibió del Cristo de San Damián una palabra cargada de simbología. Le dijo: “Francisco, restaura mi iglesia”. Y así lo hizo. Y, mientras rehacía la iglesia material de San Damián, iba poniendo en marcha el movimiento de renovación espiritual de la Orden de Frailes Menores. ¿Tal vez nos ocurra a nosotros lo mismo?

¿Qué nos queda?

Muchísimo. Nos queda mucha tarea por delante. Hemos de concluir con el tejado del Presbiterio y de la Nave central. Hemos de revisar los retablos (eliminando posibles xilófagos) y, especialmente, concluir el retablo de Santo Domingo. Y, además, hemos de:

1. Potenciar nuestro espíritu de primer anuncio en cuanto hagamos pastoralmente en torno a los sacramentos de iniciación (catequesis, formación de padres, acompañamiento de los jóvenes, etc.)

2. Cuidar la evangelización de las futuras generaciones, acompañando, de manera adecuada a los jóvenes en el seguimiento de Cristo.

3. Potenciar nuestra formación en la fe a través de los medios de los que seamos capaces de implementar, tanto entre las realidades ya existentes en la parroquia, como en las que seamos capaces de establecer entre todos.

4. Debemos seguir siendo muy acogedores de aquellos fieles que acuden con ocasión de alguna celebración (bautismos, bodas, etc.) y ofrecerles la oportunidad de encontrar la alegría de la fe entre nosotros.

5. Hemos de incrementar el espíritu de colaboración de manera que cada cual pueda comprometerse en los que Dios le conceda enriquecer a la comunidad.

6. Y lo que Dios nos vaya sugiriendo…

Perdonen lo larga de esta comunicación, pero creíamos que debíamos ser explícitos y agradecidos. “Seguimos remando, en estos mares, en este tiempo”.

Vuestros, siempre.

Juan Pedro Rivero (Párroco)
Teo de León (Diácono)
En nombre del Consejo de Economía y de Pastoral.

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