Encuentro Prematrimonial (26 de julio, sábado)

 

Celebrar el matrimonio por la Iglesia no es solo organizar una ceremonia bonita: es dar un paso decisivo y sagrado en la vida, respondiendo al llamado de Dios a vivir el amor con fidelidad, apertura a la vida y compromiso mutuo. Por eso, el encuentro prematrimonial no es un trámite, sino una oportunidad preciosa para detenerse, reflexionar y prepararse.


En medio de tantos preparativos externos —el vestido, la celebración, las invitaciones—, este encuentro permite centrar la mirada en lo verdaderamente esencial: el vínculo entre dos personas que se aman y desean formar una familia con la bendición de Dios. Es un espacio para dialogar sobre temas fundamentales como la comunicación, la fe compartida, la educación de los hijos, la gestión de los conflictos y el sentido profundo del sacramento.

Además, ofrece herramientas prácticas y espirituales para comenzar el camino con mayor madurez, conscientes de que el amor no se improvisa. Escuchar a matrimonios con experiencia, compartir inquietudes con otras parejas y dejarse acompañar por la Iglesia fortalece la decisión y afianza los cimientos.

Realizar el encuentro prematrimonial no retrasa nada; al contrario, da luz y profundidad al paso que se va a dar. Porque amar es una decisión diaria, y toda decisión importante necesita preparación. El matrimonio merece ese tiempo de reflexión, para que no solo sea el inicio de una nueva etapa, sino el comienzo de una vida compartida en plenitud y con la gracia de Dios.


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